Volver


Volver a la blanca página como quien regresa a casa
Volver del mundo como quien sale de un pliego tachonado
Sentir, en efecto, que es un soplo aquello que llamamos vida
y que un pulso ardiente impele, a deshoras, los cuerpos


Volver a la lectura como quien regresa de un amor contrariado
Volver de los afectos y de los presentimientos
Decir: “estuve aquí, contigo.
Encontré en el roce de nuestras mejillas intimidad, familiaridad y compañía.”

Volver a la poesía como quien regresa de visitar a un familiar desconocido
Volver de la infancia y del terror de los primeros días
Responder cuando preguntan cómo estás:
“Ahora mucho mejor. Hoy no estuve triste.”

Volver al día como quien regresa de una noche en vela
Volver de la mirada que descubre el mundo sin desconfianza
Reparar los errores, ofrecer disculpas
Explicar un poco: “No tuve cabeza para nada. Lejos estaba mi paz mental.”

Volver a la ciudad como quien abre una puerta
Volver de la calle en donde dejaste tu corazón más de veinte años atrás
Reconocer en tu rostro los rostros de tus padres
Pedir y solicitar perdón: “Padre yo te amo, pero cuánto te temía cuando el sábado llegaba.”

Volver a las palabras como quien recuerda un designio
Volver de un verso imperfecto que rebozaba amor
Constatar que esta nueva herida no es tan nueva
Reescribir: “Allá, tanto de nosotros. Aquí, de nosotros, nada.”

Volver a las ideas para un poema como quien regresa de ver a sus hijas
Volver de una despedida sabiendo todo lo que se quiso dar
Corresponder a los amores que jamás nos fallarán
Hacer más que decir: “Soy tu padre y puedes contar conmigo.”

Volver a las sílabas y al ritmo como quien vuelve del dolor
Volver de un luto repetido que te ha vuelto más humano
Comprender que la vida sigue y que debe seguir una y otra vez

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